Los seres humanos somos seres holísticos, es decir: estamos compuestos de muchas partes que nos hacen ser quienes somos. Para sentirnos y estar bien, necesitamos encontrar la manera de conjuntar todo lo que nos compone de manera integral: nuestra mente, nuestro cuerpo, nuestras emociones y nuestra conexión con el mundo que nos rodea.
A veces, lo que más preocupa es el peso: “¡si sigo comiendo así, voy a engordar en serio!”. Pero aquí hay que entender una cosa: si no trabajamos primero lo emocional, de nada sirve que nos autoflagelemos por haber roto la dieta o no estar haciendo el suficiente ejercicio. Hay que entender nuestras propias causas internas que nos llevan a actuar como lo estamos haciendo ahora. ¿Qué nos afecta? ¿Cómo podemos hacer algo al respecto para manejarlo mejor?
Te compartimos algunos consejos:
Hablando de esto… ¿qué tal ha ido todo en estas semanas? Es un momento difícil para todos el que estamos atravesando, pues estamos experimentando cambios radicales en nuestra rutina y estilo de vida a causa del aislamiento y la limitación de espacio al que nos vemos expuestos, además de un exceso de información negativa que está circulando por todas partes. Una situación así mal llevada puede derivar en ansiedad, estrés e incluso depresión que, a su vez, tienen efectos colaterales como sentirnos con poca energía o desmotivados, comer más -o menos- que de costumbre y volvernos irritables.
1. Controla la cantidad de información que consumes
Todo el tiempo y por todos los lugares posibles nos llegan más y más noticias sobre la situación actual que se vive en el mundo. Es necesario ser precavidos e importante mantenernos informados, ¡pero no hay que excederse! Algo bueno en cantidades desmesuradas se convierte en algo negativo que puede afectarnos.
2. Bajarle a la intensidad
Vivimos en una época acelerada en la que pocas veces podemos tomarnos el tiempo para disfrutar de lo que está pasando ahora, mucho menos para apreciar lo que hay en ese momento. Parece que todo es sumamente importante y que el mundo requiere de nosotros que estemos siempre atentos, al pendiente, al pie del cañón. Pero, ¡dale importancia a las cosas en su justa medida! Quizá no todo tiene que ser tan apresurado como sentimos antes de preguntarnos si realmente necesita ser así.
3. Ir hacia adentro
Esto es: explórate a ti misma/o. Quizás haya algo que llevas tiempo queriendo hacer y que no has hecho, o recuerdes que, hace años, tenías una pasión con la que no seguiste porque tu vida demandaba demasiado. Pero, ¡hey! La vida también es darse tiempo para uno mismo y las cosas que ama. Éste es el momento perfecto para experimentar y descubrir nuevos intereses.
4. Be creative!
Si ya no encuentras qué más hacer, es posible que sea hora de dejar salir a tu niño interior. ¿Cómo matabas el aburrimiento cuando eras pequeño? No tengas miedo de jugar, bailar, cantar, reír a todo volumen y encontrarle el lado divertido a las cosas. Y lo más importante: cuando intentes algo nuevo, ¡no te presiones para hacerlo súper bien! Recuerda que, a veces, lo que cuenta no es qué tan bien nos salen las cosas, sino lo que aprendemos y lo que nos divertimos haciéndolas.
5. Lo que ya sabes
Medita un poco, ejercítate, lee, aprende sobre temas nuevos, distráete con películas y series, dales oportunidad a los videojuegos, cuida de tus plantas, ordena tu casa a fondo. Ya sabemos que lo has leído en todos lados, pero es por algo: ¡porque son cosas verdaderamente importantes!
6.- Y sí… aliméntate bien
Queramos o no, todo lo que hagamos y podamos hacer está estrictamente condicionado por nuestra salud. Si no nos alimentamos correctamente, es posible que no tengamos la energía adecuada para realizar las actividades del día ni los ánimos para hacerlas. Como dirían por ahí: ¡aliméntate sanamente!
No cabe duda de que el equilibrio emocional es la base de todas las cosas; por eso es importante que ejercites tanto tu mente como tu cuerpo, que tengas buenos hábitos alimenticios, sí, ¡pero también de consumo de información! Antes de dejarnos llevar por el caos que impera en los medios, en las conversaciones y en nuestra propia mente, tomemos un respiro y pensemos si realmente nos sirve más de lo que nos afecta todo aquello que permitimos que se apodere de nuestra mente. Recuerda que somos seres integrales y que justo estos momentos son ideales para comenzar a trabajar en nosotros mismos, ¡más que nunca!