POR: zwan7 / julio / 2020
¡Hola, qué bueno que ya estás aquí!
Primero que nada, tienes que saber lo siguiente: dejar las grasas fuera de nuestra dieta es tanto contraproducente como imposible. Dentro de lo que necesitamos consumir para que nuestro organismo funcione correctamente, se encuentran las temidas grasas y excluirlas por completo sería un factor riesgoso para nuestra salud.
La clave está en mantener el equilibrio y saber distinguir entre las grasas “buenas” y las grasas “malas”, ¡porque no todas son iguales! Te explicamos…
Empecemos por las grasas que denominamos “malas”; éstas son las que encontramos en alimentos como la mantequilla, el aceite de palma y de coco, el queso y la carne roja. Suelen encontrarse en estado sólido a temperatura ambiente y el exceso en su consumo puede derivar en enfermedades cardíacas, sobrepeso y otros padecimientos de salud.
La verdadera maldad está en la grasa trans. Este tipo de grasa, al igual que la saturada, se suele encontrar en estado sólido en el medio ambiente. Podemos encontrarlas en alimentos fritos y empanizados, manteca y margarina en barra, pasteles, tartas, pasteles y comida procesada o empacada. Su consumo alto aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y otras afecciones, pues incrementar nuestro colesterol malo (LDL) a la par que reducen el colesterol bueno (HDL). Cabe recalcar que éste es el único tipo de grasa que verdaderamente no aporta nada ni necesitamos de ella para que nuestro organismo funcione correctamente.
Éstas son diferentes a los otros tipos de grasa que hemos visto, empezando por su apariencia: se encuentran en estado líquido a temperatura ambiente y sólo empiezan a solidificarse cuando se enfrían. Son muy necesarias para el correcto funcionamiento de nuestro sistema, ya que aportan omega 3 y 6, esenciales para el crecimiento de las células y el funcionamiento de nuestro cerebro. También ayudan a reducir los niveles de colesterol malo y azúcar excesiva y a mantenernos saludables. Las puedes encontrar en alimentos como nueces, aguacates, pescado, aceites vegetales y otros.